¿Por qué la torre Eiffel varía de tamaño?

Miércoles 3 Febrero 2021

Modificado el 04/10/23

Para saber todo sobre las evoluciones y cambios de tamaño de la torre Eiffel.

A lo largo de sus 131 años, la torre Eiffel ha crecido gracias a sus antenas de transmisión de radio y televisión. Pero aparte de estas adiciones de equipos en su cima, su estructura metálica puede ganar o perder unos centímetros a lo largo del año. ¡Aquí se lo explicamos todo!

La Torre más alta del mundo durante 42 años

En el momento de su inauguración para la Exposición Universal de París el 31 de marzo de 1889, la torre Eiffel, inicialmente llamada «La Torre de 300 metros», era la torre más alta del mundo con una altura final de 312 metros. Mantuvo con orgullo este récord hasta 1931. Aquel año fue destronada por el Empire State Building (381 metros).

Desde entonces, la torre Eiffel ha ido creciendo aún más y ahora mide 330 metros gracias a las antenas que se fueron añadiendo sucesivamente en la cima, en 1957, 2000 y 2022, para la transmisión de radio y televisión. Por otra parte, puede que esto no sea todo...

¡Unos milímetros ganados en verano y perdidos en invierno!

Si la torre Eiffel sigue tan resplandeciente, se debe también a que sabe adaptarse a su entorno y ha sabido afrontar toda clase de condiciones climáticas: viento, frío, lluvia, nieve, heladas, altas temperaturas, etc. Como todos los metales, el hierro pudelado de su estructura tiene la particularidad de ser sensible a las variaciones térmicas, por lo que reaccionará a temperaturas altas en verano y a temperaturas bajas o incluso negativas en invierno.

Cuando suben las temperaturas, es posible que la Torre crezca un poco. Se trata de un fenómeno físico natural llamado expansión térmica. El calor provoca un aumento de volumen que puede hacer que la torre Eiffel aumente unos milímetros. La expansión también hace que la Torre se incline ligeramente hacia el lado opuesto al sol. El sol solo «pega» en uno de los 4 lados de la Torre, creando así un desequilibrio con los otros 3 lados que permanecen estables, lo cual provoca que la Torre Eiffel se incline. Así, con la progresión del sol en el cielo, la parte superior de la Torre puede formar en un día soleado una curva más o menos circular de unos 15 centímetros de diámetro.

Por el contrario, cuando el clima se enfría en invierno, la contracción térmica de la estructura metálica está en marcha, lo cual también puede hacer que pierda algunos milímetros.

Hay que decir que estos cambios de estado son naturales e ínfimos, no ejercen ningún impacto en la solidez de la estructura y son absolutamente indetectables para los visitantes u observadores. Los vientos fuertes, en cambio, tienden a hacer que se tambalee o vibre un poco, sin ningún peligro para su estructura. Gracias a los ingenieros de la empresa Eiffel, con 20 años de experiencia en el diseño de viaductos metálicos, la Torre fue realmente rediseñada (formas y bordes curvos) para que el viento le afectase lo menos posible. Por supuesto, el peligro de tormenta para el público y el personal nos incita, como medida de seguridad, a cerrar la cima de la Torre, o incluso la Torre entera, cuando la velocidad del viento supera determinados límites. 
 

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