Gustave Eiffel y sus colaboradores
Miércoles 2 Octubre 2019
Modificado el 22/10/19
Desde sus primeros años como constructor de estructuras metálicas en 1864, Gustave Eiffel, que entonces tenía unos 30 años, decide lanzarse a la exportación de estructuras prefabricadas. Le apoya en esta empresa su brazo derecho, Hector Lelièvre, a quien conoció en la obra del puente de Burdeos. Después de un intento fracasado en Egipto, en 1871 pone sus miras en América del Sur, más concretamente en Perú y Chile. Estos países están entonces en pleno desarrollo y necesitan importar edificios y puentes para responder rápidamente a sus necesidades. El Sr. Eiffel no va allí él mismo, sino que envía a su socio en quien confía plenamente. Lelièvre desarrollará con éxito los trabajos en esos países, construyendo la aduana de Callao y otros edificios metálicos. Por desgracia, el fallecimiento prematuro de Hector Lelièvre en noviembre de 1873 pone fin a la aventura sudamericana.
Théophile Seyrig, el que aporta el mercado del Puente María Pía
Gustave Eiffel continuará con éxito desarrollando su empresa pero concentrándose en Francia y en algunos países de Europa. Con el éxito, necesita entonces reforzar su herramienta de producción y también sus equipos. Théophile Seyrig tiene ambas cosas. Es un brillante ingeniero diez años menor que él y graduado con honores por l’École Centrale, la misma escuela superior por la que había pasado Eiffel. Además de sus competencias técnicas, Seyrig aportó también capital. En esta asociación, ratificada en 1868 por un contrato renovado cinco años más tarde, Eiffel se limita a aportar el activo de su empresa y sus beneficios anticipados, reservándose por otro lado la dirección exclusiva de la empresa con la firma delegada en Hector Lelièvre. Théophile Seyrig solicita un empleo en la compañía. Pero su aportación será decisiva. Gracias a él fundamentalmente, la empresa consigue el mercado del puente María Pía de Oporto, con la solución tan innovadora de arco articulado que propuso en 1875. Cuatro años más tarde, solicitan a Eiffel que construya el viaducto de Garabit siguiendo el modelo del de Oporto. Lógicamente, Seyrig quiere su parte de beneficio pero Eiffel se opone a ello y rompe el contrato que les vinculaba. Seyrig deja entonces la empresa y se va a una compañía belga, Willebroeck y Cía, en donde destacará construyendo el viaducto Luis I en Oporto. A pesar de los procesos judiciales que tuvieron lugar, Seyrig nunca obtuvo ninguna indemnización.
Nouguier, Compagnon y Koechlin: los actores del proyecto de la Torre
Con motivo de la construcción del viaducto María Pía en 1876, Gustave Eiffel contrata a dos personas significativas para el desarrollo de su empresa. Consigue llevarse de la empresa de su competidor Ernest Gouin al ingeniero Émile Nouguier, especialista de estudios técnicos y del montaje de estructuras metálicas, así como a Jean Compagnon, carpintero y montador jefe de gran experiencia. Los dos formarán parte de las posteriores construcciones de la empresa Eiffel, como la Torre, cuya idea pertenece al primero y la dirección de la obra al segundo. Tras la riña con Théophile Seyrig, el Sr. Eiffel contrata en 1879 a un joven ingeniero de 23 años recién salido de la escuela Polytechnicum de Zurich para realizar los cálculos del viaducto de Garabit: se trata de Maurice Koechlin, que acompañará él también a la empresa durante mucho tiempo. Firmará conjuntamente el proyecto de la Torre Eiffel, realizando los cálculos, y dirigirá la empresa después de la jubilación de Gustave Eiffel.
El cuidado y la precisión que muestra Eiffel a la hora de elegir a sus colaboradores forma parte de sus grandes cualidades como emprendedor y confirma la dimensión colectiva de las hazañas que realizó en la construcción.
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