La décima exposición universal se celebró en París en 1889, del 15 de mayo al 6 de noviembre y la Torre Eiffel se construyó para dicha ocasión. Con una extensión de 95 hectáreas, la exposición ocupa el Campo de Marte, la colina del Trocadéro y los muelles hasta la explanada de los Inválidos y la Torre Eiffel está en el centro de todas las miradas.
La Exposición Universal de París de 1889 recibió millones de visitantes. ¡Entre ellos, 1.953.122 vinieron a descubrir la Torre Eiffel, es decir, casi 12.000 al día! La torre tuvo una rápida aceptación.
Desde la primera semana, aunque entonces los ascensores todavía no estaban funcionando (lo harían a partir del 26 mayo). ¡En total, cerca de 30.000 visitantes subieron a la cima por la escalera, es decir 1.710 escalones!
En aquella época, la Torre Eiffel era la torre más alta del mundo y personas de todos los países acudieron al corazón de la capital francesa para contemplar esta obra de la arquitectura.
El público se agolpaba para descubrir, además del vértigo del ascenso, unas vistas inéditas de París ya que todavía no se conocía la vista aérea.
Entre sus numerosos visitantes célebres, la Torre Eiffel atrajo a rostros conocidos como la actriz francesa Sarah Bernhardt, el Príncipe de Gales (futuro rey Eduardo VII) y la Princesa de Gales, Jorge I de Grecia, el Sah de Persia, el príncipe Balduino y muchos otros a los que no se les esperaba como este americano de pelo largo, sombrero de ala ancha y perneras color canela. Era William F. Cody, conocido con el nombre de Buffalo Bill.
El 10 julio, el Presidente de la República Francesa, Sadi Carnot, quedó muy satisfecho con su visita. ¡Por ello, ofreció una suma de 200 francos a los trabajadores de la Torre Eiffel y una cantidad de 100 francos al personal de la imprenta de Le Figaro!
Festiva desde el primer día, la Torre Eiffel se iluminaba todas las noches a la luz de cientos de lámparas de gas protegidas con globos opalinos. Un faro tricolor, alojado en el campanil, enviaba sobre París tres señales de luz azul, blanca y roja (dos proyectores móviles instalados en la cima sobre un raíl circular). Por último, lla apertura y el cierre de la exposición se anunciaban cada día con un golpe de cañón lanzado desde la cima bajo la dirección de M. Chobert, "arcabucero" de París, en su calidad de "colaborador cualificado y condecorado en la Exposición Universal".
El monumento contaba con todo tipo de tiendas (venta de souvenirs, tienda de fotografía, alquiler de binoculares, refrescos) y restaurantes.
En la primera planta, se dispusieron cuatro restaurantes, construidos cada uno con un estilo diferente:
En la segunda planta, "Le Figaro" instaló una imprenta y todos los días imprimía in situ una edición especial de la jornada. Los visitantes que compraban el periódico podían añadir su nombre en él y mostrarlo como "certificado de ascenso". La viñeta del periódico representaba el Barbero de Sevilla a horcajadas sobre la Torre.
Se ofrece una atracción original al público: ¡enviar su correo por globo! En su edición "Impresa en la Torre Eiffel" del 29 agosto, Le Figaro relata lo siguiente: : "La empresa de la torre se las ha ingeniado para multiplicar las atracciones a favor de su clientela. Ha decidido poner a la venta próximamente, en todas las plantas de la torre, unos pequeños globos y paracaídas a un módico precio y dispuestos de tal manera que se pueda enganchar una carta a ellos. La dirección del remitente se dejará en blanco. ¡Esperamos que los paracaídas de la torre tengan el mismo éxito que sus tarjetas postales! ". . De hecho, la torre Eiffel fue el detonante del auge de la tarjeta postal en Francia y, dada la demanda de los visitantes de 1889, la administración de la torre sacó a la venta las famosas "Libonis", llamadas así por su famoso creador. El primer matasellos estampado en una tarjeta postal con la imagen de la torre Eiffel data del 21 agosto 1889.
En este ambiente de excitación festiva, tiene lugar la primera hazaña de una larga serie. ¡El 9 de septiembre, un panadero de Landes subió los 347 escalones que llevaban hasta la primera planta montado en unos zancos!
En la cima de la torre, mientras el público admiraba las vistas, Gustave Eiffel se reservó una oficina para recibir a sus invitados.
Concretamente, recibió a Thomas Edison que le regaló su famoso "fonógrafo clase M tipo espectáculos". La escena, recreada, puede verse actualmente en la cima de la torre.
También en esta oficina, el día 10 septiembre, durante una comida, reconoció al compositor francés Charles Gounod sentado en una mesa cercana. Gustave Eiffel le pidió que le hiciera el honor de unirse a sus invitados. Cuando terminó la comida, todo el mundo subió para tomar café en su apartamento instalado en la cima. ¡La velada se desarrolló en buen ambiente, a pesar de que Gounod era uno de los signatarios de la petición de los artistas para protestar contra la construcción de la torre Eiffel!